El arte de crear catedrales de sonidos. Entrevista a Giovanni Panella

(Extracto) – Fuente: The International Literary Quarterly (interlitq.org)

El arte de crear catedrales de sonidos

Giovanni Panella, eximio compositor y director italiano, influenciado desde muy joven por grandes maestros. La magia de su música llegó hasta nuestro país, realizando una amplia tarea de difusión cultural a través de una de las máximas expresiones del arte, como los conciertos sinfónicos y las liturgias. Reflexiona acerca de su trayectoria y nos da su posición sobre la música.

 

¿Cómo definirías tu arte, es decir, el de ser director? ¿De qué manera estableces la relación con los músicos?

El arte del director tiene que ver con muchos niveles. Hay un nivel más racional, un nivel más sub-consciente, y un nivel técnico. Cuando uno logra conectar todo al mismo tiempo, logra un buen equilibrio entre las partes, y eso es una mezcla mágica.

Construir una catedral de sonidos mirando un código, o sea, la partitura de una obra no es la obra, simplemente es un código para que la obra salga, para que sea interpretada. Ésta existe en el momento que se ejecuta. Entonces el trabajo del director es eso, ser fiel al signo que puso el compositor, pero al mismo tiempo crear. Crear el equilibrio, la conexión entre los músicos y los cantantes. Hacer que 50, 60, 80 u 100 personas, cada uno con su historia, su recorrido personal, sus experiencias y sensibilidades, logren llegar a un objetivo y resultado común, dejando que ellos también creen al mismo tiempo del director.

Es fundamental mucho estudio previo, se requiere llegar al ensayo bien preparado. Eso es algo que quizás ahora se está perdiendo un poco, se le da más importancia al marketing, a la imagen. No solamente tiene que sonar bien, sino tiene que verse bien. No digo que esta parte no sea importante, al día de hoy la imagen es fundamental, simplemente digo que hay algo sustancial, algo artesanal que tiene que estar antes de cualquier otra cosa.

La Orquesta es como un animal sin cabeza porque es un animal colectivo, un organismo colectivo, entonces el director es la cabeza. Pero este animal tiene un gran instinto, y entiende cuando los que tiene enfrente saben o no saben. Si un director sabe lo que hace, la orquesta se deja conducir. Es todo un equilibrio y una lucha para lograr la confianza entre los músicos.

Tu trayectoria está vinculada a la música Italiana del siglo XX ¿Por qué elegiste este estilo? ¿Cómo sentís que la reciben los espectadores?

Es una elección casi osmótica. En mi carrera no solamente hay dirección orquestal y composición, sino tambièn una parte de investigación. Trato de enfrentarme con toda las tipologias musicales en las diversas épocas de su historia. Pero en la música de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, sobretodo en la música Italiana, hay algo que reconozco como mío, como mi espejo. Mi manera de componer, bajo algunos sentidos se refiere a esta tipología.

Si hablamos solamente de la opera sinfónica, vemos que es un momento donde la técnica de orquestación encuentra su mayor desarrollo. También la orquesta utilizada como colores para pintar. En ese momento se compusieron muchos poemas sinfónicos, que son composiciones donde hay un tema que se va a describir. Por ejemplo “Pini di Roma” de OttorinoRespighi es un poema donde, a través de “I pini di Villa Borghese”, describe Villa Borghese. Se escuchan los nenes que juegan, todo el mercado; o “I pini della Via Appia” se escucha el ejército de la Roma antigua que pasa. Por supuesto, es una imagen asociada a la música, pero eso se logra con una técnica orquestal muy afinada, y eso es lo que me gusta. Sacar matices, esos colores, llevar al público en este recorrido y darle imágenes que estimulen a cada uno a su manera. Es como un prisma con muchos reflejos. Esa es la música Italiana de finales del XIX y principios del XX.

Siento que los espectadores argentinos la reciben muy bien porque es música muy mediada, llega pronto, es muy cercana a la sensibilidad del público, descriptiva y fácil para entender. Estoy convencido de algo, la música no hace falta que se entienda para disfrutarla, hay que sentirla.

Maestro como Licinio Refice ¿Qué influencia te dejó?

Fue un rayo para a mí, conocí sus composiciones cuando ingresé al conservatorio que lleva su nombre, tomé dos de mis tres Licenciaturas allí. Soy nacido a tan solo 10 km del pueblo donde nació él (Patrica). Cuando comencé a estudiar, empecé a mirar partituras de él. Se conseguían muy pocas y me impactó, tengo que agradecer a personas como Giovanni Valle por habermelas pasadas. Refice, era músico y cura, y las dos dimensiones las tenía bien separadas. Empecé a sentirme rodeado por estos sonidos líricos fuertes y lo sentí como un hermano. Me reconocía mucho en sus partituras y puedo decir que fue uno de mis maestros, aunque por supuesto no lo conocí, ya que nací muchos años después de su fallecimiento.

Escuché la primera composición de Refice a los 14 años, una pequeña composición para piano. Luego en la biblioteca del conservatorio seguí su vida. En mi tarea de investigador trato de buscar sus manuscritos, reconstruirlos y estudiarlos.

Este compositor fue muy exitoso y casi olvidado luego de su fallecimiento, entonces no hay mucho material. Pero cuando uno reconoce el valor de un «hermano», buscas que sea reconocido por lo menos por lo que uno puede hacer para que perdure en el tiempo. Empecé a buscar manuscritos, partituras para reconstruirlas, estudiarlas y dirigirlas, a hablar con la gente que trataba de difundirlo mucho antes que yo, a leer cartas, y ahí lo vi con un carácter muy parecido al mío. Un día, este trabajo que yo estaba haciendo era reconocido, ya estaba en Argentina por mérito de Refice.

En el 2008 Adelaida Negri, gran soprano Argentina, había cantado en el Teatro Avenida la obra más famosa de Refice “Cecilia”, una ópera lírica, y se enamoró también de este compositor. En el 2011 viaja a Italia, y a través de otros conocidos y de mi editor Giovanni Valle pudimos contactarnos. Adelaida Negri nos propone venir a la Argentina a dirigir el estreno de una obra mía, una misa, y La Samaritana de Refice. Solamente yo tenía el manuscrito de esta obra, lo reconstruí y empezamos a difundirlo. Lo tomé como uno de los trabajos más importantes que estoy haciendo y que haré en mi vida, quiero difundir lo más posible este compositor, me dejó una enseñanza de vivir la música de una determinada manera, enseñanza técnica.

Entre toda la música tengo entre 10 y 15 compositores favoritos, pero con él es distinto porque es como si parteneciera a mi familia. Leí sus manuscritos y aprendí a reconocer su grafía, tengo una relación muy íntima con él.

¿Cuál es la importancia del arte en la actualidad?

¿Crees que las obras sinfónicas y óperas se encuentran en crisis en la actualidad y que sólo son para un público selecto?

No, porque la música no puede dirigirse sólo a una elite, sería una contradicción en el término, porque el arte desde el principio fue una expresión de la sociedad. Es un fenómeno masivo. La música es para la masa y no para una elite. Pero por supuesto que a veces se crea una elite, y no tiene que ver con la calidad, sino que tiene que ver con los lugares de difusión.

Estoy convencido que una misma obra puede llegar a la persona con baja o media cultura, como a la persona muy culta y sabia, porque la música también tiene varios niveles de entendimiento. Te doy un claro ejemplo: si pensamos en una obra de Puccini, la persona que le gusta ir al teatro pero no entiende nada de música se emociona por las sensaciones que da esa música, la melodía, los colores. En cambio si voy yo, en cierta manera corro con desventaja porque inmediatamente empiezo a sentir y mirar en mi cabeza la partitura, y probablemente encuentre los errores o algo que no esté conforme a mi idea, lo cual me distrae. Mientras que la persona que no conoce simplemente está disfrutando. Los dos podemos estar satisfechos, por eso no creo que el público sea selecto.

Creo que las organizaciones orquestales que se están moviendo no están en crisis. Sí la tienen los que están erradicados en lo que era hace veinte años. Creo que hay una crisis en general, no solamente artística. Faltan algunas cosas basilares porque no se invierte lo suficiente en cultura, y también hay diferencia entre una persona rica de hace un siglo y la de ahora. Antes las personas con poder económico eran cultas también e invertían en arte, ahora no siempre es así.

Por eso es importante promover, formar una conciencia. No hay una crisis de contenidos sino de difusión de contenidos. En Italia, por ejemplo, se perdieron orquestas históricas, y no solamente se perdieron esos puestos de trabajo, sino que se dejó a la comunidad sin su preferencia en el ámbito musical. El gran error es pensar al coro o a la orquesta como una empresa, hay que pensarlo como una contribución social, porque cuando se habla de algo que tiene que ver con la historia del hombre, con la historia del arte, uno se convierte en un restaurador. El arte nunca generó ganancia pero ahora no hay más mecenas. Estamos en un tiempo en donde la democracia tiene sus raíces muy profundas, entonces el estado debería dar mecenas, es el encargado de formar al ciudadano.

Seguir leyendo en interlitq.org

Compartir en redes

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn